POR: MARIO CASTRO / Ed.210 OCTUBRE-NOVIEMBRE 2020
La imagen, efectividad, beneficios, cambios y oportunidades que el trabajo a distancia ya está generando en Japón.
Teletrabajo. Una palabra que se puso de moda en todo el planeta con la aparición de la pandemia del COVID-19, y que básicamente describe la actividad que desarrolla un empleado de cualquier sector laboral, que para evitar contagiarse del virus, respetar las medidas de aislamiento o realizar una cuarentena, trabaja desde su casa utilizando una computadora y sobre todo, el servicio de Internet para comunicarse con su centro de labores.
Pero, ¿Cuál es la imagen que tiene usted del teletrabajo? Lo más probable es que cuando escucha esta palabra, su mente lo remita a la imagen de un empleado que se levanta tarde, que “holgazanea” cuando debería estar trabajando, y que vestido de saco y corbata se sienta frente al computador para sostener una reunión con su jefe, mientras en la parte inferior del cuerpo todavía va vestido con pijama y pantuflas. En resumen, una imagen no muy positiva.
Sin embargo, el teletrabajo no es nada de eso y muy por el contrario, ha quedado demostrado que el sistema permite optimizar el tiempo de trabajo e impulsa la productividad y eficiencia de una empresa, gracias a lo cual, el teletrabajo tiene el potencial de cambiar radicalmente la economía y el entramado social de un país como Japón.
A continuación, les presentaremos los resultados de sendas encuestas que el gobierno japonés ha llevado a cabo, tanto entre trabajadores como entre empresas que se han visto obligadas a implementar el teletrabajo debido a la pandemia. También les presentaremos los aspectos que el trabajo a distancia, tiene el potencial de modificar positivamente en un país como Japón.
La voz de los empleados
El pasado 22 de junio, el gobierno presentó los resultados de una encuesta realizada con un universo de 10, 128 personas, y cuyo objetivo era conocer la opinión de los empleados sobre cómo el teletrabajo había afectado su vida privada. La investigación se llevó a cabo entre el 25 de mayo y el 6 de junio a nivel de todo el país, y los resultados fueron bastante sorprendentes.
Del universo de encuestados (10,128), un total de 6,685 (66%) indicó haber realizado o estar realizando teletrabajo. Entre aquellos que trabajaron desde casa, 1 de cada 4, es decir 1,671 encuestados manifestó que si se instaurase el teletrabajo de manera oficial, se mudarían de la ciudad donde viven a la periferia o al interior del país. Paralelamente, 2 de cada 3 encuestados, indicó que el teletrabajo le había hecho valorar más su vida privada.
Entre los que trabajaron desde casa, el 55,5% vive en una gran ciudad.
Independientemente de si el empleado realizó teletrabajo, más de la mitad de los encuestados (5,554 personas) indicó que vive en una de las tres áreas metropolitanas más grandes del país (Tokio, Osaka y Nagoya), y manifestó su interés por mudarse a un área periférica de la ciudad. Los empleados jóvenes fueron los que manifestaron mayor interés por realizar este cambio de residencia.
El análisis de la encuesta arrojó qué en líneas generales, la pandemia ha hecho que muchos trabajadores le den más valor a su vida privada que al trabajo, es decir, que pongan en duda el sistema de trabajo presencial que tradicionalmente se aplica en Japón, y encuentren ventajas en el trabajo a distancia.
En números, de los entrevistados que realizaron teletrabajo (6,685 personas o el 66% de los 10,128 encuestados), el 64,2% indicó que la pandemia le ha hecho valorar más su vida privada; mientras que entre los que no realizaron teletrabajo (3,443 personas o el 34% de los encuestados), el 34% aseguro que la pandemia los ha llevado a valorizar más su vida privada que el trabajo.
Ante los resultados de la encuesta, un vocero oficial del Ministerio de Economía indicó que es evidente que entre las personas que realizaron teletrabajo, hubo un gran cambio de mentalidad respecto a la forma de trabajar, y que las autoridades pretendían implementar políticas que favorezcan esta tendencia, que básicamente lograría descentralizar las grandes urbes del país y aliviar la carga que soportan ciudades como Tokio, donde todo está concentrado.
Opinan las empresas
Para tener un panorama general de la situación laboral del país, y de cómo esta se ha visto afectada por la pandemia, el gobierno también realizó una encuesta entre el sector empresarial. Esta encuesta se realizó entre el 1 y el 12 de junio, e incluyó un total de 100 empresas representativas de todos los sectores productivos.
El objetivo principal de la investigación, que fue respondida por 87 de las 100 empresas, fue determinar si las compañías habían introducido o no cambios en su estructura, forma de trabajo y organigrama a causa de la pandemia.
El 90 por ciento de las empresas encuestadas indicó haber sido impactada por la pandemia, a causa de la cual tomó medidas importantes como implementar el teletrabajo, cambiar la prioridad y manejo de la materia prima y mercadería, y cambiar o ampliar su rubro de trabajo.
Estas empresas también indicaron que en previsión de que la crisis se extienda, así como por las consecuencias que la misma tendrá en el país, están buscando soluciones para renovar su ambiente de trabajo.
En general, la encuesta concluyó que las empresas japonesas se están preparando para aplicar nuevas formas de trabajo, incluso a través de implementar nuevas tecnologías.
Por su parte, analistas económicos consultados opinan que como la
pandemia ha generado cambios en el estilo de vida de la población, esto obligará a que las empresas deban repensar las actividades que desarrollan y los rubros dentro de los cuales se mueven.
Un analista del Mizuho Financial Group, interrogado por el periódico Asahi sobre los resultados de la encuesta, indicó: “Por un lado, veremos un cambio de tendencia en el sistema de trabajo (de las empresas) hacia la digitalización, lo cual creará nuevas demandas, mientras que por otro lado, las empresas que insistan en mantener su modelo actual de trabajo, probablemente no puedan hacerlo”.
Las implicancias del cambio
Lo primero que hay que dejar en claro sobre el teletrabajo, es que no es una posibilidad sino una realidad. En otras palabras, el trabajo a distancia llegó con la pandemia del COVID-19 pero se quedará cuando esta se haya ido, porque es un cambio que ya se encuentra en proceso. Así lo demuestran las encuestas realizadas por el gobierno.
Cuántas empresas lo implementarán finalmente; sus efectos serán positivos o negativos en la estructura de las compañías; beneficiará o perjudicará a otros sectores de la economía; influirá para bien o para mal en la vida personal y familiar del trabajador son entre otras, respuestas que solo nos dará el tiempo.
Sin embargo y a pesar de que cualquier cambio tiene aspectos positivos y negativos, todo parece indicar que el trabajo a distancia viene más cargado de cosas buenas que de cosas malas, tanto para el trabajador como para el país. Aquí resumimos breve y superficialmente estos beneficios, porque en realidad, cada uno de los aspectos o sectores que el trabajo a distancia tiene el potencial de cambiar, merecería un artículo aparte.
ECONOMÍA. El cambio más evidente e inmediato que puede generar el teletrabajo, es proporcionarle a la economía de este país una verdadera legión de trabajadores. Nos referimos específicamente a las decenas de miles de mujeres que podrían trabajar desde casa o con horarios flexibles, profesionales plenamente preparadas que por lo general, deben abandonar su puesto de trabajo porque la tradición pero sobre todo el sistema, les impide ser madres y a la vez, desarrollarse profesionalmente.
La incorporación de la mujer a la economía o Womenomics como también se le conoce, es uno de los tres pilares fundamentales, de las populares “Tres flechas” del programa de reactivación económica lanzado hace varios años por el primer ministro Shinzo Abe. Sin embargo, sus resultados han sido magros porque las medidas que se han tomado para incentivar el regreso de la mujer a la oficina no han sido suficientes.
Por ejemplo, uno de los problemas más grandes que debe afrontar una pareja que decide tener hijos, no solo es el costo sino la escasez de guarderías donde dejar a su retoño mientras ellos salen a trabajar, algo realmente paradójico si se toma en cuenta que la tasa de natalidad baja constantemente en este país. Si en lugar de tener que dejar a su hijo en una guardería, la madre (o el padre) pudiese trabajar desde casa, eso no solo significaría un ahorro económico y una mejor calidad de vida para la familia, sino también un incentivo para agrandar la familia lo cual a la larga beneficiaría al país.
Otro beneficio que el trabajo a distancia puede generar y de forma más o menos rápida, es la reactivación económica, principalmente comercial, de las zonas periféricas a las ciudades o incluso, de la inaka o provincia del país, que agonizan por la falta de personas que alquilen sus casas, compren en sus mercados, tengan hijos para sus escuelas, salgan los fines de semana a comer en sus restaurantes, etc.
La primera encuesta a la que hacemos referencia en este artículo, indica que prácticamente un 25% (1 de cada 4) de los encuestados pensaría en mudarse fuera de la ciudad donde vive actualmente, si el trabajo a distancia fuese implantado como norma en su empresa. En cifras reales, estamos hablando de varios millones de familias que abandonarían las grandes ciudades en pro de ciudades o incluso pueblos pequeños del interior, lo cual a la vez, haría que ciudades como Tokio, Osaka y Nagoya no estuviesen tan tugurizadas.
La implementación del teletrabajo también generaría, creemos, una mejora en las empresas que incluso ahorrarían costos al incentivar la productividad de sus empleados (hacer más cosas en un menor tiempo), eliminar la reuniones innecesarias y el trabajo inútil, porque el sistema de trabajo a distancia haría necesaria una mejor planificación de los objetivos que quiere alcanzar la empresa.
¿A qué se tiene que enfrentar el teletrabajo para ser aceptado y “triunfar” en el ambiente laboral nipón? A la férrea tradición corporativa japonesa, la cual no solo incluye conceptos aparentemente positivos como el trabajo vitalicio (de por vida), sino también costumbres tan perjudiciales para la empresa como ver con malos ojos que un trabajador abandone la oficina mientras su jefe no lo haga, privilegiando la permanencia inútil del empleado en la oficina, en lugar de su productividad y eficiencia.
La tradición corporativa japonesa también está asociada a otro concepto que nos permite ingresar en el siguiente punto: la muerte por agotamiento laboral también conocida como karoshi, la cual cobra miles de vidas al año.
SALUD. Otro de los beneficios que podría generar el teletrabajo, es mejorar parcial o totalmente la calidad de vida del trabajador e incluso, salvar a miles de ellos de morir del ya mencionado agotamiento laboral.
En el 2017 el gobierno reconoció oficialmente la muerte por karoshi de 236 personas, sin embargo, cada año son más de dos mil las familias que acuden a los tribunales para exigir compensaciones por muertes generadas por agotamiento laboral. Tan comunes son las muertes por karoshi, que el fenómeno ha llegado a convertirse en un problema de salud pública que el gobierno trata de corregir mediante la dación de regulaciones y leyes laborales.
Judicialmente hablando, se ha establecido que karoshi es la muerte causada por problemas físicos derivados del exceso de horas en el lugar del trabajo, carga de estrés y falta de sueño que desembocan en enfermedades cerebrales y cardíacas.
Para que un juez determine que un empleado falleció por agotamiento laboral, el certificado médico deberá indicar que durante los últimos meses de vida, el individuo trabajó más de 100 horas extras mensuales. De ser así, el gobierno le dará a la familia una compensación de dos millones de yenes, mientras que la empresa tendrá que pagar cifras que en ocasiones han llegado al US$1,6 millones.
A todas estas muertes por karoshi, hay que sumarle los suicidios por karojisatsu, o lo que es lo mismo, los problemas mentales originados en el centro de trabajo y que llevan al empleado al suicidio. En el 2017, el gobierno reconoció oficialmente 208 casos de karojisatsu, pero extraoficialmente hay fuentes que hablan de más de dos mil suicidios al año por esta razón. En todo caso, lo que sí ha quedado establecido gracias a un estudio realizado por el Instituto Nacional Japonés de Seguridad y Salud Laboral, es que los suicidios por motivos laborales estaban en alza, sobre todo entre los empleados de entre 20 a 29 años.
Sin embargo, no vayamos a los extremos, es decir, no pensemos en la muerte por agotamiento laboral o suicidio por el estrés que genera el trabajo. Recurramos en cambio, a un dato mucho más cotidiano y que afecta a la casi totalidad de los trabajadores: diariamente, un empleado invierte hasta 4 horas en movilizarse de su casa al trabajo y viceversa. Con el teletrabajo, esas cuatro horas se convertirían muy probablemente, en tiempo ganado para mejorar la calidad de vida de una familia.
SOCIEDAD. Desde hace ya varios años pero principalmente durante el último lustro, el gobierno se ha esforzado por emitir leyes, reglas, programas e incluso se animó a realizar solicitudes específicas al sector privado, con la finalidad de buscar un mejor balance entre la vida personal y laboral del japonés promedio. Un esfuerzo en el que no ha tenido mucho éxito y en el que sin duda, puede ayudar mucho el concepto del teletrabajo.
A principios del 2017 el gobierno implementó los Viernes Premium, con la finalidad de que las empresas dejen salir temprano a sus trabajadores el último viernes del mes; un año después, el Ministerio de Economía y Finanzas lanzó el Lunes Resplandeciente, para que los empleados puedan tomarse libre la mañana de un lunes al mes. Ambas iniciativas no fueron muy populares entre las empresas, ya que eran de carácter voluntario.
Ante el poco éxito de las medidas, el mismo 2018 el gobierno planteó el paquete de leyes que llamó Revolución, una de las cuales proponía el tope de 20 horas extras semanales para el trabajador. Nuevo fracaso que llevó a que un año después, no se propusiera sino se impusiera un máximo mensual de 100 horas extras.
A todo esto habría que sumarle los no pocos programas, benéficos e incentivos que el gobierno le ofrece a sus empleados para que hagan deporte, se casen, tengan hijos y disfruten más de la familia, porque obviamente, las autoridades saben que una población con buena calidad de vida, genera una economía saludable.
Un esfuerzo en el que necesariamente deberá participar el sector privado implementando sistemas como el teletrabajo, que si bien en otros países es bastante normal, en Japón representa no solo una forma revolucionaria de trabajo, sino una ruptura con una filosofía y tradición laboral que, hay que reconocerlo, logró levantar este país de las cenizas en menos de 50 años.