POR: EDUARDO AZATO S. / Ed.214 JUL.-AGO.-SEP. 2021
Antes que el pegajoso “Dynamite” de los coreanos de BTS, fue “Sukiyaki”, de Kyu Sakamoto, que cumple seis décadas de creado.
No es usual que artistas asiáticos lleguen al tope de las paradas musicales en los Estados Unidos, el país que más consume música en el mundo.
El reciente éxito de la canción “Dynamite” del grupo juvenil coreano BTS -una pegajosa melodía grabada íntegramente en inglés, con partes de funk y disco setentero-, que llegó a liderar la prestigiosa lista Billboard en septiembre del año pasado en su semana de estreno, fue todo un fenómeno que la llevó a batir una serie de registros en la industria musical.
Pero los chicos de BTS no fueron los primeros artistas asiáticos en hacerse conocidos, luego de dominar las listas de ventas musicales a nivel internacional y conseguir masiva exposición a través de las diferentes plataformas tecnológicas que hoy se usan para difundir los éxitos de moda, casi en tiempo real en todos los rincones del planeta.
El pionero fue un japonés, un “multi-talento” (actor, cantante y presentador) llamado Kyu Sakamoto quien, a través de “Sukiyaki”, dio a conocer la música popular que se hacía en esta parte del mundo. Una canción que este año cumple 60 años de lanzada al mercado, pero que solo sería reconocida como un “hit” de envergadura dos años después, cuando llegó a ser número uno en los Estados Unidos, y de allí, al mundo.
NACE UN ÉXITO INTERNACIONAL
Obviamente, cuando se sentaron a componerla, ni Rokusuke Ei (letra), ni Hachidai Nakamura (música), se imaginaron que “Ue wo muite arukou” (algo así como “Andando mirando arriba”) se convertiría en un éxito a nivel mundial.
El tema fue grabado en julio de 1961 y se estrenó para televisión a través del programa de variedades “Yume de aimashou” que se transmitió por la NHK. A fines de ese año conseguiría ventas por 300 mil discos aunque no fue nominado para los premios de la música popular japonesa, el tradicional “Rekoudo Taisho”.
Eran días en los que el rock and roll y los “covers” en japonés de Presley, Anka, Sedaka o Connie Francis, a cargo de artistas juveniles peinados con gomina en el cabello, dominaban las emisiones radiales.
No ocurriría nada destacable con la canción y sería en estos días una más del repertorio nostálgico del tipo “Omoideno Melody” (Melodías del Recuerdo), si un productor musical inglés llamado Louis Benjamin, de paso por el Japón en 1962, no hubiera creído en su potencial.
Benjamin oyó varios discos de música pop nipona y decidió que la canción podría resultar ser un éxito, por lo que produjo una versión instrumental a cargo de la orquesta Kenny Ball and The Jazzmen que grabó para su compañía Pye Records en el Reino Unido. Pensando en que su largo título original (difícil de traducir fielmente al inglés) podría ser un problema, decidió ponerle un nombre alternativo que poco tuvo que ver con canciones de amor.
La llamó “Sukiyaki” porque pensó que el nombre de esta comida japonesa podría funcionar: fácil de pronunciar y memorizar, una palabra exótica que atraiga. La versión orquestada gustó primeramente en Francia, Bélgica, Inglaterra y Holanda.
EL SABOR DE “SUKIYAKI”
Fue cuando el sello Capitol en los Estados Unidos y His Master’s Voice en Inglaterra, decidieron arriesgar y lanzar la versión original del tema, cantado en japonés por Kyu Sakamoto. Era una moneda al aire: ningún asiático, y menos en un idioma que no fuera el inglés, había conseguido destacarse en la meca de la música en el mundo.
“Sukiyaki” debutó en mayo de 1963 en el mercado norteamericano. Un mes después, ya se ubicaba en el tope de las listas de música más prestigiosas. En Billboard, estuvo en primer lugar durante tres semanas en el “Hot 100”, mientras que en Cashbox lideró las paradas durante cuatro semanas. Hasta esos días, solo un tema interpretado en idioma extranjero había llegado a número uno: el mundialmente conocido “Volare”, interpretado por el italiano Doménico Modugno en 1958.
Fue el momento de que Estados Unidos conozca a Kyu Sakamoto, al que reclamaban programas de televisión y estaciones de radio para tenerlo en sus estudios. Capitol Records le organizó su primera gira en agosto y fue recibido en el aeropuerto por 3 mil fanáticos. Para finales de ese año, “Sukiyaki” ya había vendido más de un millón de discos, por lo que fue premiado por la asociación de grabadoras con Disco de Oro, el primero que entregaban a una canción extranjera.
“HIT” EN 70 PAÍSES
La canción de Ei y Nakamura de ninguna manera no fue propiamente compuesta como una canción de amor, como fue “traducida” -a libre albedrío- en otras lenguas.
“Ue wo muite arukou” es un tema que habla sobre resignación y dar cara a los problemas, de superación y resiliencia. Los japoneses la entonan cuando hay que darle vuelta a las vicisitudes, como una arenga para trabajar por mejores días.
Y ello lo entendió la propia Yoko Ono -la viuda de John Lennon-, que recibió el encargo de uno de los hijos del compositor Nakamura para escribir una letra para la canción en inglés que traduzca literalmente el espíritu de sus versos, lo que ocurrió en el 2014.
“Sukiyaki” vendió en su versión original más de 13 millones de discos en todo el mundo. Aparte de ello, son muchísimos los artistas, conocidos o no, que la tienen dentro de su repertorio y la grabaron.
De todas estas versiones, debe destacarse la del dúo femenino norteamericano Taste of Honey, que en 1981 consiguió un tercer lugar en el Billboard vendiendo más de un millón de discos, o la del cuarteto vocal 4PM que llegó hasta el puesto 8 en 1995. Diana King, Bobby Coldwell y Mary J. Blige lo llevaron al R & B. Bryan Adams, Billy Joel, Michael Jackson y Bob Dylan, entre otros, lo interpretaron parcialmente para sus conciertos en Japón.
Como instrumental, también fue grabado por las orquestas de Frank Pourcel, Billy Vaughn y The Ventures.
En español, están los “covers” del mítico trío Los Panchos, la trágicamente desaparecida cantante de tex-mex Selena o el peruano Koko Montana. En portugués fue grabado por la cantante brasileña Daniela Mercury en ritmo de samba-reggae, mientras que en japonés son muchísimas estrellas del J-Pop que lo han hecho, desde los Tokyo Ska Paradise Orchestra y Misora Hibari a Utada Hikaru.
Kyu Sakamoto, nacido en la ciudad de Kawasaki, Kanagawa, fue una de las estrellas más carismáticas del espectáculo japonés. Perdió la vida en 1985, a los 43 años, en un accidente de aviación cuando un vuelo comercial en el que viajaba se estrelló en las montañas de Nagano.
En su faceta de cantante, aparte de “Ue wo muite arukou”, también dejó otros éxitos como “Miagete goran yoru no hoshi wo” y “Ashita ga aru sa”, ambos de 1964.