POR: RYOMA TOKATSU / Ed.212 MARZO-ABRIL 2021
Poco celebrado en nuestro continente en comparación a lo que sucede en Europa, Rusia y Estados Unidos, el Día Internacional de la Mujer es básicamente y para muchas sociedades, tan o más importante que nuestro Día de la Madre, llegando incluso a ser considerado día de fiesta nacional en algunos países.
Pero ¿qué se celebra exactamente el 8 de marzo? En primer lugar, sería bueno aclarar que la fecha no es una celebración de carácter festivo y divertido como lo es el ya mencionado Día de la Madre, sino la conmemoración de una serie de hechos históricos que se escribieron con “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”, como dijo el ex primer ministro británico Winston Churchill en referencia a lo que le esperaba a su país durante la Segunda Guerra Mundial.
En resumen, el 8 de marzo no se celebra sino se conmemora, ¿qué cosa?, la lucha que desde hace mucho libran las mujeres alrededor del mundo para tener una participación justa dentro de la sociedad, iguales oportunidades de educación y trabajo y en general, para ser tratadas y reconocidas como seres humanos con plenos derechos. A pesar de todo su carácter reivindicativo, valga aclarar que esta conmemoración y el movimiento en sí mismo, no tiene carácter feminista sino netamente de reivindicación social.
Originalmente conocido como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, la conmemoración pasó luego a denominarse Día Internacional de la Mujer con la finalidad de incluir a todas las mujeres, y no solo a las que trabajaban fuera de casa. En 1975 la fecha fue institucionalizada por las Naciones Unidas y en 1977, la Asamblea General de las Naciones Unidas lo designó como el Día Internacional de la Mujer y la Paz Internacional, e hizo un llamamiento a sus estados miembros para que incorporen la conmemoración de acuerdo a sus tradiciones históricas y costumbres.
¿Por qué el 8 de marzo?
Si bien la primera conmemoración del Día Internacional de la Mujer ocurrió el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, posteriormente la fecha se movió al 8 de marzo por los importantes sucesos que a lo largo de la historia, sucedieron ese día en el marco de la lucha por los derechos de la mujer.
El primero de ellos sucedió el 8 de marzo de 1857, cuando miles de trabajadoras textiles tomaron las calles de Nueva York para protestar por sus malas condiciones laborales, el bajo pago que recibían, las largas jornadas de 12 horas o más, y el trabajo infantil. Bajo el lema “Pan y Rosas”, esa primera protesta inició una serie de movimientos de carácter social que se prolongarían por varias décadas y continúa hasta la actualidad, logrando importantes reivindicaciones para la mujer.
El segundo hecho ocurrió el 8 de marzo de 1908, un día que comenzó con una huelga y terminó con una de las mayores tragedias registradas en la historia de la ciudad de Nueva York. Ese día, 40 mil costureras de numerosas fábricas textiles de todo el país, realizaron una huelga reclamando mejores condiciones laborales e igualdad de derechos con los trabajadores masculinos.
En una de esas fábricas ubicada en la Gran Manzana, la Cotton Textile Factory, cuyas costureras realizaron la huelga permaneciendo en su lugar de trabajo, se inició un incendio que finalmente cobró la vida de 120 mujeres, la mayoría de ellas bastante jóvenes, que murieron atrapadas dentro del local porque el dueño había cerrado las puertas de la fábrica con llave.
Tres años después, el 25 de marzo de 1911, otro gran incendio en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist también ubicada en la ciudad de Nueva York, volvería a cobrar la vida de 123 mujeres y 23 hombres, la mayoría de ellos jóvenes inmigrantes de entre 14 y 23 años.
Además de derechos laborales, este movimiento ha conseguido reivindicaciones importantes para la mujer a lo largo de la historia, como por ejemplo el derecho al voto y a ocupar cargos públicos, entre los más importantes.
Identificado con el color morado como símbolo de protesta y reivindicación, la conmemoración del Día de la Mujer comenzó a expandirse por el mundo, celebrándose por primera vez en Rusia en 1913, en China en 1922, en España en 1936 y así sucesivamente.
Una lucha que no acaba
El 8 de marzo es tan importante, porque lejos de ser una simple conmemoración de hechos pasados, la lucha de las mujeres por la igualdad se encuentran más vigente que nunca, porque todavía siguen tratando de obtenerla tanto en lo social, político, económico e incluso geográfico, ya que hay países donde a la mujer no se le reconoce prácticamente ningún derecho.
Tan vigente es esta lucha y todavía hay tanto que lograr, que incluso la ONU ha lanzado iniciativas cuyo objetivo es lograr la equidad de género para el año 2030. Conocida como “Demos el paso por la igualdad de género”, esta iniciativa busca que “todas las mujeres y las niñas tengan las mismas oportunidades y los mismos derechos” que los hombres para el 2030.
La forma de lograrlo es pidiéndole a los gobiernos de cada país, que implementen medidas y asuman compromisos para que las mujeres puedan educarse, progresar y alcanzar su pleno desarrollo en todos los campos de la sociedad. “El liderazgo de las mujeres no cuenta con el reconocimiento suficiente por lo que debe manifestarse con una mayor participación en los órganos de toma de decisiones”, explica ONU Mujeres, organismo impulsor de la iniciativa y creado expresamente para afrontar y buscarle soluciones al problema.
Amnistía Internacional (AI) por su parte, mucho más preocupada por los derechos humanos de las mujeres, focaliza sus esfuerzos en visibilizar los problemas que enfrentan las mujeres en el campo sexual y reproductivo, y tratar de resolverlos.
El organismo señala concretamente cinco puntos sobre los cuales todavía hay mucho por hacer: la prohibición del aborto, los matrimonios forzados principalmente de niñas, violaciones conyugales (por parte del propio esposo), esterilizaciones forzadas y el acoso sexual en lugares públicos.
Si bien las nuevas generaciones de mujeres nacen en un mundo más equitativo y menos adverso, en comparación a lo que sucedía tan solo 100 años atrás, los retos todavía son muchos, y cada uno de nosotros podemos colaborar a solucionarlos revisando nuestra conducta, ideas e incluso tradiciones, respecto al papel que juega la mujer no solo en la sociedad, sino en nuestro ámbito personal, en nuestra vida diaria. Porque los verdaderos cambios, comienzan por casa.