POR: MARIO KIYOHARA / Ed.212 MARZO-ABRIL 2021
“… el rock no tiene la culpa de lo que pasa aquí, son las rentas de la crisis de su civilización…”
Canción de Miguel Ríos
“1888. Era una tarde de domingo de verano de aquel año. De pronto una máquina monstruosa de 4 ruedas al que los jóvenes llaman automóvil, iba a una inaceptable velocidad de 16 kms/h y embistió el carruaje y mató el caballo del pobre y honorable Sr. Jones, quien también se rompió el brazo y ahora tiene una infección producto de sus heridas. Todo el pueblo comenta: ¿Qué hacemos ahora con esa cosa?”
“En el paleolítico, hace 1 millón de años, surgió el primer cuchillo en la historia. Toda la pequeña tribu de homínidos celebraba la nueva forma de cortar la carne y de afilar las lanzas para mejorar la caza porque a pedradas no se morían los bisontes. Una noche en la cueva, nadie supo por qué, pero uno de ellos utilizó ese invento sagrado para matar al padre y jefe del clan. Todos pensaban mientras veía su cuerpo inerte: ¿Qué cosa diabólica ha sido creada?
Si bien es producto de la imaginación porque no ha sido documentado en la historia, no está fuera de lo posible y podría darse como cierto que sucedieron estas escenas basadas en el impacto negativo atribuible a la introducción de un nuevo objeto o tecnología a la sociedad.
Las redes sociales como Facebook y Twitter se encuentran hoy en el ojo de la tormenta por el mal uso que se advierte de las herramientas de comunicación y acercamiento más efectivas creadas en la actualidad. Desde hechos anónimos vergonzosos o extorsionadores como un video sexual hasta instigador de violencia y manipulador de elecciones nacionales; las redes sociales han sido acusadas también en dañar la autoestima, promover el odio y la superficialidad de la gente.
Pero, volviendo al inicio de esta nota: ¿La culpa lo tiene el automóvil o quien lo conducía?, ¿la culpa lo tiene el cuchillo o quien lo empuña? Entonces nos preguntamos lo mismo: ¿La culpa es de las redes?
Martha Giménez, doctora española en psicología comenta: «En las relaciones humanas sale lo mejor y lo peor de nosotros, lo que pasa es que ahora esas actitudes tienen un enorme altavoz y mucha más repercusión a través de las redes sociales». Aplaudimos y compartimos el orgullo ante los éxitos de quienes queremos y a su vez podemos ser los más crueles inquisidores y difamadores con quienes no nos cae bien.
Entonces, ¿Qué hacemos con las redes sociales? Creo que lo primero es ser uno mismo y tener la autoestima sólida para no abatirse ante los comentarios de otros. Luego, ser prudente con tus contenidos, guardando para sí detalles muy personales ya que la red es pública así no lo parezca. Y tercero, si te dan ganas de comentar al post de alguien, respira, y piensa si vale la pena hacerlo o si persigue un fin superior. Si lo haces, los algoritmos de las redes buscan personas que opinen lo mismo que tú para que sientas que validan tus opiniones creando un grupo informal de gente unida por el mismo criterio. Tanto si tus opiniones son positivas como negativas, las redes no discriminan eso.
En el futuro, nuevas cosas basadas en inteligencia artificial, nanotecnología, genética o microbiología van a traernos a su vez facilidades como dificultades. Lo importante siempre va a ser la ética en el manejo de estos avances y la debida información para utilizarla.