UN IDIOMA QUE CAMBIA CON EL TIEMPO

POR: RYOMA TOKATSU / ED.232 MARZO – ABRIL 2025

El kanji es la esencia de la cultura y la sociedad japonesa

Kanji, palabra que no figura en el Diccionario de la Real Academia, son los caracteres que Japón utiliza para escribir su idioma.

Los signos fueron importados desde China en el siglo VI, y son junto con el hiragana y el katakana (silabarios que constan de 48 signos cada uno) las tres formas de escritura que conviven en este país, además del todavía incipiente romaji como se le denomina a nuestro abecedario, el cual llegó a Japón con los primeros misioneros españoles en el siglo XVI.

Además de ser un intrincado sistema de escritura, el kanji es un elemento omnipresente en cualquier nivel o actividad de la sociedad nipona, y significa para un japonés mucho más que las letras para un occidental.

Esto se explica por qué un kanji es la representación de una idea o ideograma. Al representar ideas, el kanji es mucho más fácil y rápido de leer que el abecedario romano. “Al ver un kanji el japonés no lo lee, lo entiende, lo asimila como un cuadro o un paisaje porque le evoca una idea. No tiene, como nosotros los occidentales, que juntar letras para formar primero sílabas, luego palabras, leerlas y después darles un significado para poder entenderlas”, explica Emilio Gallego, un lingüista español especialista en la materia.

Por el lado de las desventajas, se puede decir que el japonés le tiene miedo a su propio idioma. Porque al existir tantos kanji como las ideas y objetos que nos rodean, es bastante difícil conocerlos todos o lo que es aún peor, poder leerlos todos ya que la mayoría de los kanji tiene varias lecturas posibles.

Un sonido para muchos kanji

El principal problema del kanji en el idioma japonés es que un solo sonido puede corresponder a gran cantidad de caracteres que significan cosas totalmente distintas.

“El problema es de origen porque viene del chino, un idioma que tiene relativamente pocos sonidos y compensa esta falta de sonidos en base a los tonos, las inflexiones de voz. Cuando los japoneses importaron el kanji, no entendieron estos tonos en la pronunciación, simplificaron el sonido de la misma y agruparon, bajo una misma pronunciación y tono, diferentes kanji” explica a su vez Javier de Esteban Baquedano, periodista y lingüista.

Esta diferencia de significados, pero igualdad de sonido hace que cuando un japonés pretende dictar un nombre, dirección, etc. tenga que explicar a qué kanji se refiere, haciendo referencia a otra palabra que se escribe con el mismo kanji.

Saber escribir kanji y conocer su significado no es suficiente para poder leer. Se deben conocer también las combinaciones de kanji que determinan la lectura del mismo[1]. Porque un kanji cambia de significado de acuerdo al kanji que le sigue y al que lo antecede.

Las combinaciones, por otro lado, no obedecen a una regla y son únicas. Si una persona abre un libro y encuentra una combinación de kanji que no ha visto antes, no sabrá cómo leerla. Y la forma de leer una combinación no se puede aplicar a la misma combinación dentro de otra palabra.

“Hace poco en un programa de televisión, una locutora visiblemente nerviosa, en vez de leer la palabra omiyage (souvenir, regalo), dijo odosan[2] que no significa absolutamente nada, pero que es una lectura posible de los kanji que forman la palabra omiyage”, explica Baquedano.

“En 1995 luego del terremoto de Kobe que cobró 5.000 vidas, la lista de víctimas en la televisión aparecía escrita en hiragana y katakana, porque a pesar de saber cómo se pronunciaba el nombre de labios de otros sobrevivientes, las autoridades no sabían cómo se escribe. Y cuando tenían acceso al nombre de la víctima escrito en kanji gracias a algún documento, lo leían de las dos o tres maneras posibles en que se podía pronunciar la combinación de kanji, esperando acertar con alguna de ellas”, acota Baquedano.

Medida de capacidad e inteligencia

En Japón se mide el grado de inteligencia de las personas por la cantidad de kanji que conoce. Incluso existe un examen (kanji kantei) de muchos niveles, para que los nativos de estas islas comprueben cuánto saben.

Es imposible determinar la cantidad total de kanji que existen, pero un buen diccionario debe tener unos 50.000 caracteres[3] de los cuales la gran mayoría se encuentra en desuso.

Un estudiante universitario considerado aplicado maneja alrededor de 3.000 kanji, y según una ley emitida por el gobierno en 1981, son 1.945 los kanjis considerados básicos para la vida diaria, los que obligatoriamente se deben enseñar en la escuela.

Otra característica del kanji es que va desapareciendo con el tiempo, a medida que los objetos pasan de moda o los conceptos resultan obsoletos. Es normal, por ejemplo, que un joven japonés no pueda leer completamente o incluso en su totalidad, un documento de hace 40 ó 50 años, porque los kanji con los que fue escrito muchas veces describen cosas que ya no existen o no se usan.

Los kanji tienen incluso, una forma específica de escribirse: tiene cuatro secciones, arriba izquierda y derecha, abajo izquierda y derecha; y los trazos se escriben de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo.

El reinado del hiragana

Por la dificultad que entraña el memorizarlos y escribirlos, los kanji son cada vez más rechazados por las nuevas generaciones, que prefieren el hiragana y el katakana, dos silabarios de 48 signos cada uno con los que se puede sustituir, al menos fonéticamente, todos los kanji.

Ambos silabarios tienen su origen en la simplificación de un grupo de kanji básicos, y mientras el hiragana se utiliza fundamentalmente para escribir conceptos japoneses, el katakana es usado para palabras de origen extranjero y onomatopeyas.

El origen del hiragana se le atribuye a las mujeres literatas de la Edad Media, que privadas de la enseñanza del kanji reservado a los varones que lo aprendían en los templos, crearon su propia forma de escritura.

Por eso se dice que el hiragana da una imagen de amabilidad, de cortesía, por sus caracteres de trazos ondulantes, mientras que el katakana es más masculino y duro, con trazos más rectilíneos.


[1] Lecturas Kun’yomi y On’yomi. Kun’yomi lectura japonesa, la pronunciación proviene del idioma japonés, y a menudo se le adjuntan hiragana al final de la palabra. On’yomi hace referencia a la lectura china del kanji, es decir, los sonidos originales de la lengua china.
[2] Odosan, «Tosan (souvenir)» originalmente significaba producto local, y ha llegado a significar un regalo. El kanji «souvenir» se usó para «miyage» después del final del período Muromachi (Shogunato Ashikaga).
[3] El diccionario de kanji más grande que hay en Japón, llamado “Dai kanwa jiten”, contiene 50.305 caracteres. Hay un diccionario en China que incluye 60.370 ideogramas

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