TEXTO Y FOTOS: EDUARDO AZATO / Ed.222 MARZO-ABRIL 2023
Desde octubre pasado, cuando el gobierno japonés abrió sus fronteras para el turismo, el barrio más tradicional de la capital japonesa pareció volver a la vida. Asakusa es el lugar que se debe tener en cuenta si pasa por Tokio.
En ningún otro lugar de su territorio, como en Asakusa, Japón exhibe de la mejor manera esa fusión entre su cultura tradicional y la vida moderna. Ubicado en el centro de la capital, es un foco turístico ineludible para propios y extraños que visiten Tokio.
En un registro oficial dado a conocer el 2021 por el distrito de Taito -donde se ubica el barrio y al que pertenece también otra locación tradicional como Ueno-, en el año 2018, antes de la pandemia del coronavirus, Asakusa fue visitada por más de 9 millones y medio de los más de 14 millones de turistas extranjeros que llegaron ese año; más de 50 millones de personas fueron visitantes locales. La tendencia iba en aumento, cuando llegó el COVID 19 y paralizó el mundo.
Con la política de “convivir” con el virus, adoptada por varios países del mundo, incluido el Japón, se reactivó también la industria del turismo, con lo que Asakusa ha vuelto a recobrar su sitial como una de las mayores atracciones para quien llega de paseo a Tokio.
SENSOJI TRADICIONAL Y MODERNO SKY TREE
Esa mezcla de sabor tradicional del Japón de los templos centenarios, los samurai y las geisha, junto a modernas construcciones y los elementos de la subcultura moderna del país, de tanta popularidad en el extranjero, es lo que hace de Asakusa un lugar que tiene que figurar subrayado en su lista de sitios a conocer en la capital japonesa.
La vía de acceso por excelencia viene a ser el portal Kaminarimon y su enorme “chochin” (lámpara de papel que mide casi cuatro metros y pesa 700 kg.) rojo que conduce al templo Sensoji -el templo budista más antiguo de Tokio, construido en el siglo 7 y que consta de un salón principal circundado por cinco pagodas-, a través de un corredor en el que se aglutinan cerca de 90 pequeños comercios llamado Nakamise.
Se dice que durante los tres primeros días de cada año, Asakusa y sus templos (budistas y shintoistas) reciben unos tres millones de personas que acuden a rendir su tributo a los dioses y pedir por salud y prosperidad, durante el tradicional “hatsumode”.
Esta suerte de centro comercial en forma de pasaje de 250 metros de longitud, es uno de los más antiguos del Japón y data del siglo 17, cuando el Shogun Ieyasu Tokugawa era el líder del país durante la era Edo. Por entonces reunía a comerciantes ambulantes y algunas casas de té que atendían a los visitantes que llegaban al templo. Llegada la era Meiji el lugar fue reconstruido en 1885 con ladrillos al estilo occidental.
El Gran Terremoto de Tokio de 1923 y fue erguido nuevamente dos años después, para otra vez ser reducido a cenizas durante el bombardeo aéreo de Tokio en la guerra, en 1945. A partir de entonces, Nakamise ha sido remodelado y embellecido en diferentes oportunidades y en la tarea han participado no solo los propios comerciantes, sino también universidades y patrocinadores que han desarrollado diversos proyectos para conservar y dar realce a este sitio histórico para los tokiotas.
Luego de disfrutar de las compras en Nakamise -son siete bloques de tiendas con todo tipo de artesanías, recuerdos de Tokio, así como delicias tradicionales y modernas para comer mientras pasea-, cuando los establecimientos cierran sus puertas también es recomendable apreciar las pinturas que lucen sus persianas metálicas por la noche, cuando la galería cierra la jornada de trabajo y todo el corredor y los templos ofrecen un panorama diferente con una bella iluminación.
HISTORIA Y EVENTOS ESPECIALES
Tras visitar el templo Sensoji y sus construcciones aledañas también vale la pena conocer el santuario shintoísta Asakusa Jinja, que queda al lado. En cualquiera de los dos lugares podrá presentar su saludo a las deidades, así como adquirir amuletos para todo tipo de finalidades (desde ingreso a escuelas o centros de trabajo, a conocer algún prospecto para un matrimonio cercano).
Asakusa da marco también al Sanja Matsuri, un festival milenario que tiene lugar en mayo con duración de tres días y que suele reunir a dos millones de personas. O también, mostrando su lado más global y moderno, reunir cada verano a gran cantidad de espectadores para su anual Carnaval de Asakusa (el carnaval brasileño más grande que se realiza en el extranjero).
Saliendo de la “zona espiritual” del barrio por cualquiera de los accesos (Hozomon, Nittemon o Kaminarimon), podrá dirigirse al río Sumida, que ofrece la imponente vista del Tokyo Sky Tree. Es en esta zona en donde puede optar por alquilar una bicicleta y pasear al lado del río o tal vez subirse a uno de los barcos de paseo que ofrecen pequeños cruceros turísticos por esa región de la capital. Es en esta zona en la que anualmente tiene lugar el Festival de Fuegos Artificiales del Río Sumida, uno de los más famosos del país.
Asakusa ha sabido adaptarse a los tiempos modernos, al punto de constituirse en los últimos años en un foco de atracción para los propios jóvenes japoneses. Se ha puesto muy de moda pasear por sus calles vistiendo tradicionales kimonos, los que pueden alquilarse en más de 40 establecimientos del barrio con precios desde los tres mil yenes.
BARRIO CULTURAL Y ARTÍSTICO
Muy cerca de allí el barrio se transforma en una zona de entretenimiento, ofreciendo diversión y mucho arte en sus diferentes expresiones.
Vale la pena visitar el Museo Edo Taito de artesanías, así como el Marugoto Nippon, un edificio de cuatro pisos donde se venden “souvenirs” y productos de las 47 prefecturas de Japón.
Está también el parque Hanayashiki, el más antiguo de Japón. Fue inaugurado en 1853, inicialmente como un parque botánico, para 20 años después, con la incorporación de nuevas atracciones mecánicas, convertirse en un parque de diversiones. Ese aire “vintage”, conservando aún el tiovivo y muchos juegos mecánicos de la era Showa, son sus principales atractivos.
Asakusa tiene también muchos pequeños teatros que diariamente nos ofrecen un abanico de espectáculos para todos los gustos, desde representaciones de obras del “kabuki” y “jidaigeki” (obras de la época de los samurai), hasta shows de monólogos humorísticos tradicionales “rakugo”, en el que el comediante se dirige al público en posición de “seiza” (estilo formal de sentarse en la tradición japonesa).
Se encuentra también el Toyokan, un teatro en el que se presentan humoristas (muchos de ellos bastante populares en la televisión) que practican el “manzai” (una popular rutina entre los comediantes japoneses. El laureado actor y director de cine Kitano Takeshi se hizo popular trabajando en este teatro, primeramente como ascensorista y posteriormente como comediante, bajo el nombre de “Beat” Takeshi.
Si hay algo que flota en el ambiente de Asakusa, eso es historia. La encontrará en cada uno de sus rincones, por lo que vale la pena visitarla.