El país de los amuletos

Por mil yenes, un especialista en la lectura de la fortuna puede prepararnos un omamori en forma de llavero, a la medida de nuestros deseos, miedos o necesidades, colocando dentro y en miniatura, todos los elementos necesarios para nuestra buena suerte.

POR: MARIO CASTRO / Ed.221 DIC.2022-ENE.-FEB.2023

Japón es una sociedad ultramoderna donde a pesar de todo, las supersticiones y amuletos se encuentran en todas partes y son parte fundamental en la vida diaria de los nipones

No obstante el desarrollo económico y tecnológico alcanzado por Japón, este es un país sumamente supersticioso. El origen de estas supersticiones y de los amuletos que las neutralizan o refuerzan, se remonta a los tiempos cuando Japón era una sociedad eminentemente rural con costumbres, creencias y una mentalidad que todavía se encuentran plenamente vigentes.

Las supersticiones y amuletos, que también tienen su origen en el budismo y el shintoismo, las religiones predominantes en el archipiélago, pueden observarse a simple vista en todas partes: calles, casas y comercios así como en las propias personas. Atraer la buena suerte y ahuyentar las desgracias son cosas que se toman muy seriamente en este país.

Un simple paseo por cualquier ciudad nipona, nos revelará la existencia de amuletos como el Maneki-neko o el Daruma en los negocios; el Tanuki o Shichifukujin en las casas; los Omikuji y Ema en los templos; o la ausencia de los pisos 4 y 9 en los hospitales y hoteles, ya que los kanji con los que se escriben estos números son los mismos con los que se escriben las palabras “muerte” y “sufrimiento”, respectivamente. Una buena parte de las supersticiones japonesas se relacionan con el idioma.

Daruma de todos los tamaños y precios

Por otro lado, en Japón no se pueden clavar los palillos en la comida, romper un peine, ser el personaje del centro en una foto, escribir el nombre de alguien en rojo, mirar a un cuervo a los ojos, pisar la línea donde dos tatamis se juntan, dormir con los pies hacia el sur y la cabeza hacia el norte, o entregar o recibir un regalo con una sola mano, porque significa mala suerte, muerte o desgracia. Aunque si se posee el respectivo amuleto, el transgresor puede respirar tranquilo: no le pasará nada.

Los amuletos japoneses se pueden dividir en dos grandes grupos: omamori y ofuda. El primero es pequeño y los japoneses lo llevan en los bolsillos, el carro, la billetera, colgado al cuello, etc. El segundo es más grande y se coloca en la casa, la empresa o el negocio.

Omamori

Existen omamori para cubrir cualquier tipo de necesidad. Los más comunes son los amuletos para que las mujeres embarazadas tengan un buen parto; el que evita que los viajeros y conductores sufran cualquier tipo de accidente; los que aseguran buenas notas en los exámenes; el que sirve para encontrar y conservar el trabajo; y tampoco podía faltar el amuleto del amor para hallar una buena pareja y tener un buen matrimonio; así como los amuletos para la buena salud y para atraer el dinero.

Entre los más raros o inverosímiles, se cuentan el amuleto con diseño de Hello Kitty que cuida de los niños; uno para jugar bien al golf; otro que hace innecesario el uso de preservativo porque protege contra el sida; o aquel que sirve para proteger a todos aquellos que practican deportes de invierno como el esquí.

En el colmo de la practicidad o del mercantilismo, los amuletos, cada uno con su respectivo nombre en japonés, también se venden en máquinas automáticas idénticas a las que expenden gaseosas. La gran mayoría de omamori cuesta 500 yenes aunque dependiendo del templo donde se compre, los precios suben significativamente.

Por si esto fuera poco, muchos de estos amuletos traen indicaciones específicas sobre la forma en que deben usarse o dónde deben guardarse para que surtan mayor efecto. Por ejemplo, el Enmusubi omamori o amuleto del amor debe comprarse en pareja: uno rojo para la mujer y otro blanco para el hombre; mientras que el Anzan omamori que protege a las embarazadas, debe colocarse entre el cinturón que sujeta la ropa y la barriga “para que tenga un mayor contacto con el bebé”.

La explicación para esta prodigiosa variedad de amuletos y dioses es bastante sencilla. El omamori, palabra que significa “proteger” o “defender”, es una creencia que se deriva del shintoismo, religión panteísta según la cual todo objeto, animal o cosa que existe en el mundo posee una energía vital denominada kami (dios, en castellano). Esta energía protectora es la que se invoca con el amuleto.

Al ser una invocación, el omamori es una bolsa de tela de colores vivos (para llamar la atención del dios o kami), que dentro tiene una tira de papel con una oración o bendición escrita por un monje, invocando la protección del dios correspondiente.

Algo que nunca se debe hacer es abrir el omamori, porque ello dejaría sin efecto sus poderes. Lo que sí debe hacer el poseedor de un amuleto, es quemarlo cuando ya no lo quiera o necesite más, aunque se supone que una vez adquirido, un omamori es para toda la vida.

Escribiendo ofuda de madera para luego dejarlos en el templo, donde se quemarán en honor a los dioses que se encargarán de hacer realidad el deseo

Ofuda

Es un amuleto grande que se coloca a la entrada de la casa o el negocio, o en el altar budista o sintoísta que existe en los hogares para rendirle homenaje a los antepasados. A veces el ofuda es gigantesco, lo cual no tiene nada que ver con su efectividad sino más bien con los aspectos decorativos del mismo, ya que muchos no son solo coloridos sino que podrían tomarse fácilmente como un juguete.

Por lo general, los ofuda son fabricados en papel o madera y a diferencia de los omamori, no son solo invocaciones u oraciones escritas sino figuras con formas definidas a las cuales la tradición o el folclor les atribuyen una historia que explica su nacimiento. Sin embargo, tanto el omamori como el ofuda se encuentran íntimamente relacionados a la escritura kanji, la cual se encuentra siempre presente en el amuleto ya que cumple una función ritual de puente o nexo entre el amuleto y su poseedor.

Maneki-neko. Es el amuleto japonés más conocido en el extranjero. Representa a un gato que invita a entrar moviendo una de sus patitas a la altura de la oreja, mientras que con la otra sostiene una antigua moneda de oro llamada koban. Al cuello le cuelga un cascabel que espanta los malos espíritus.
Si el gatito llama con la patita derecha lo hace al éxito y el dinero, mientras que si lo hace con la derecha llama a los clientes.
El gato blanco representa la suerte; el negro asegura la buena salud y espanta los demonios; el dorado llama el dinero; mientras que el rosado lo hace al amor.

Daruma. Es otro de los ofuda principales. Es un símbolo de buena suerte y protección que representa al monje Bodhidharma, fundador del budismo zen. El Daruma tiene la finalidad de cumplir deseos, por eso es propicio regalarlo cuando alguien cumple años, en año nuevo o cuando se emprende un nuevo proyecto. Si se le quiere pedir un deseo se le pinta uno de los ojos, si el deseo se cumple se le pinta el segundo ojo.

Tanuki. Es básicamente un mapache, una criatura que los japoneses siempre han considerado extraña, sobrenatural y cómica por la forma en que se le representa: con una gran panza y testículos enormes. El Tanuki lleva un sombrero de paja que lo protege de la mala suerte, así como un libro de cuentas y una botella de sake en las manos, símbolos de prosperidad en los negocios. Es normal encontrarlo a la entrada de restaurantes y licorerías.

Shichifukujin. Son los siete dioses de la suerte. El grupo simboliza las siete virtudes del ser humano: la longevidad, la oportunidad, la popularidad, la franqueza, la magnanimidad, la dignidad y la bondad. Tan sólo uno de ellos es japonés, el dios Ebisu, mientras que Daikokuten, Bishamonten y Benzaiten son de la India, y Hotei, Jurojin y Fukurokuju son de China.

Otro tipos de ofuda bastante comunes son: Fukusuke, un muñeco que representa un enano y da buena suerte en los negocios; Teru Teru Boozu, un muñeco de papel para pedir buen clima; Ema, pequeños tablones de madera que se dejan en los templos y donde se escriben deseos; Omikuji, pequeños papeles que adivinan el futuro que cuando es adverso, se debe atar a un alambre en el templo para que los dioses intercedan a nuestro favor.

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