ESPANTA CUERVOS

Una cometa con forma de halcón para espantar principalmente a los cuervos, enemigos naturales de esta ave de caza (foto: Mario Castro)

POR: MARIO CASTRO GANOZA / ED.232 MARZO – ABRIL 2025

A pesar de su tecnología de punta, sus robots, sus trenes súper veloces y sus rascacielos, Japón es esencialmente un país agrícola en mentalidad, costumbres y tradiciones. O si se quiere, es una sociedad rural que obviamente se ha desarrollado hasta convertirse en la tercera economía del planeta.

Este carácter agrícola sigue estando plenamente presente a lo largo del país, donde se pueden encontrar innumerables campos de cultivo de todo tipo de vegetales, campos que son “custodiados” por diversos tipos de espantapájaros.

Los principales enemigos con alas de los agricultores japoneses son los cuervos, de allí que sea bastante común ver en los campos de cultivo cometas con forma de halcón, las cuales y ante la más mínima brisa de aire, revolotean sin enredarse sobre los cultivos, gracias a un ingenioso dispositivo semejante a una caña de pescar.

La razón de que la cometa tenga forma de halcón es sencilla, el cuervo reconoce la silueta de un cazador con el que más de una vez se ha enfrentado, y prefiere mantenerse lejos.

Sin embargo, existen otros muchos espantapájaros que son utilizados por los agricultores, siempre con la finalidad de espantar a los cuervos, desde latas de bebidas vacías, CD colgados de hilos de pescar o botellas de plástico a las que se le abren unas alas para que giren con el viento. Todos estos elementos producen ruidos agudos y destellos luminosos que molestan a los pájaros más negros de la naturaleza.


Campana bonshyõ que se muestra en el templo de Kamakura (Kanagawa) y es considerada un tesoro nacional. Los templos budistas son los únicos que albergan las campanas bonshyõ (foto: Mario Castro)

LA CAMPANA BUDISTA

En Japón la tradición de las campanas es bastante antigua y completamente relacionada con la vida diaria de su pueblo, siendo la campana budista o bonshyõ la que mejor resume la relación de los japoneses con este artefacto sonoro, el cual se puede encontrar en diversos templos a lo largo de todo el país, y muchas veces puede ser percutida por quienes visitan el templo y desean elevar una oración.

El bonshyõ es una campana que se percute tanto para anunciar el estado del tiempo como para las ceremonias budistas, y la más antigua que existe actualmente en Japón es la que se encuentra en el templo Myooshin-ji de Kyoto, la cual fue fabricada en el año 698 y se sigue utilizando hasta la actualidad.

Estas campanas están fabricadas en base a una aleación de bronce con cobre, zinc y estaño para lograr un sonido especial; son de tamaño variable pero la generalidad se enmarca entre los 1.2 a 2.0 metros de altura; a diferencia de las campanas cristianas se toca por fuera con un pesado tronco de palma y no por dentro, y su sonido puede reverberar hasta por 30 segundos.

Estas campanas se afinan de acuerdo a la tonalidad que se desea, porque contrariamente a lo que se puede pensar, cada campana tiene un sonido diferente a las demás.


EL NARRADOR DE CUENTOS

En la actualidad se les puede encontrar en festivales y eventos populares de todo el país, donde encandilan a los niños que atentos y fascinados no pierden un solo detalle de las historias que les cuenta el kamishibai, una especie de narrador de cuentos cuyo origen, se debate entre los templos budistas del siglo XII y las calles de las ciudades japonesas en la época posterior a la Primera Guerra Mundial.

Kamishibai en japonés significa “teatrillo de papel”, pero el nombre se extiende a quien lo utiliza para contar una historia.

El origen de esta práctica según algunos, se ubica en los templos budistas del siglo XII, donde los monjes utilizaban láminas de papel que colocaban en un soporte de madera (teatrillo) llamado butai, las cuales utilizaban con sus discípulos ya sea para fines didácticos o simplemente recreativos.

Las láminas llevan un dibujo en la cara principal y anotaciones y diálogos en la cara trasera, todo lo cual le sirve al narrador para hilvanar su historia. A medida que el narrador va utilizando las láminas, las va colocando en la parte posterior del bloque gracias a la pestaña del teatrillo, el cual sirve de marco para la historia.

Otras fuentes, las más numerosas hay que decirlo, indican que el kamishibai nació en el Japón de la posguerra gracias a los vendedores ambulantes de golosinas, que llegaban a un lugar en su bicicleta y con la finalidad de vender su producto de manera más rápida y sencilla, primero le contaban una historia a su audiencia infantil utilizando el kamishibai.

Cuando el vendedor llegaba en su bicicleta a un lugar, hacía sonar una campana que era el llamado para que los pequeños se congreguen y comience la función.

La razón por la que aparecieron tantos kamishibai en todo el país, fue para combatir el desempleo reinante en aquella época de crisis económica, el teatrillo se convirtió en una herramienta que ayudó a la gente a inventarse un trabajo y ganarse el pan.

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