Por: Mario Castro Ganoza / Ed.218 MAYO-MAYO 2022
Los cosplay runners son un sello distintivo de la Maratón de Tokio
Luego de haber sido cancelada en el 2021 a causa de la pandemia del nuevo coronavirus, la Maratón de Tokio volvió a correrse el pasado domingo 6 de marzo, siendo los plusmarquistas Eliud Kipchoge y Brigid Kosgei quienes ganaron la competencia en las categorías masculina y femenina, respectivamente.
Transmitida por televisión a más de 160 países y con la participación de 139 corredores de élite (34 mujeres y 105 hombres) y 25,000 aficionados, los 42 kilómetros 150 metros de la maratón fueron recorridos por Kipchoge en 2 horas, 2 minutos y 40 segundos, mientras que su compatriota la también keniana Kosgei hizo lo propio en 2 horas, 16 minutos y 2 segundos.
El primer atleta japonés en cruzar la meta lo hizo en el cuarto lugar y con un tiempo de 2h05:28: Kengo Suzuki, que de paso es el actual poseedor del récord nacional nipón. En la categoría femenina Hitomi Niiya fue la primera atleta local en llegar a la Estación de Tokio, donde se ubicaba la meta, con un tiempo de 2h21:17. Niiya, quien ganó esta prueba en el 2007, ocupó este año el sétimo lugar en la clasificación general femenina.
Sin embargo y al margen de los tiempos logrados por los corredores, el aspecto deportivo de la maratón debió pelearle protagonismo a un fenómeno que año tras año le da colorido a esta carrera, un fenómeno que nació en Japón y que solo se puede ver en la Maratón de Tokio: los corredores disfrazados o cosplay runners, como también se les conoce en inglés.
Es una consecuencia bastante natural que siendo Japón el país donde nacieron el manga, el anime y el cosplay, todo tipo de actividades que se realicen en este archipiélago se vean influenciadas por estas manifestaciones de la cultura popular, incluso un evento tan grande y multitudinario como la Maratón de Tokio, que justamente se ha convertido en una de las principales atracciones del calendario del atletismo mundial y en un evento deportivo único en su tipo, porque en ella corren cientos de aficionados disfrazados con los más diversos atuendos.
Si bien la Maratón de Tokio comenzó a correrse oficialmente bajo ese nombre desde el año 2007, nadie sabe exactamente cuándo fue que comenzó esta costumbre de correr disfrazado como Pokemon, Mario Bros, Dragon Ball, Maneki neko, Ampaman, salaryman, Power Ranger, Monte Fuji, Ultraman o Doraemon entre muchos otros. Sin embargo, el apogeo de los cosplay runners llegó definitivamente en la edición del 2011, cuando el mismísimo Cristo crucificado (y descalzo), participó en la maratón.
El corredor que eligió disfrazarse de Jesucristo y que el mundo conoce como Mr. Lullaby, es realmente el cantante de la banda japonesa de rock The Chambers, un corredor aficionado que en el 2013 y 2014 llevó su cruz a las maratones de Nueva York y Berlín respectivamente, cuya meta cruzó, tal como lo hizo en Tokio, en un promedio de cinco horas. Nada mal para un atleta aficionado que además, corre descalzo.
La proeza de Mr. Lullaby dejó claramente establecido que lejos de ser cosplayers que deciden correr, simples otaku de los videojuegos que solo buscan divertirse o algo de notoriedad, los participantes en la maratón de Tokio son atletas que deciden disfrazarse para correr…..y cruzar la meta, algo que logra la gran mayoría.
Otra cosa que sucedió a partir de la gran notoriedad que cobraron los cosplay runner en la Maratón de Tokio durante los años 2011, 2012 y 2013, fue que los organizadores se pusieran más estrictos sobre el tipo de disfraces que se podían utilizar durante la carrera. De hecho, prohibieron los atuendos demasiado grandes o elaborados así como ropa “inapropiada” o “desagradable”.
Sin embargo, los organizadores tuvieron el buen criterio de no prohibir lo que ya se ha convertido en un sello distintivo de Tokio y su maratón.