EL NARCISO Y EL SAKURA, REFLEJOS DE PROPÓSITO

POR: CHIEKO / ED.232 MARZO – ABRIL 2025

En un tranquilo bosque de Japón, el narciso y el sakura compartían raíces en la misma tierra, pero sus perspectivas sobre la vida eran muy distintas.

El narciso, consciente de su belleza, levantaba su cabeza cada primavera, buscando reflejarse en los riachuelos cercanos. Sabía que su flor llamaba la atención, que los paseantes admiraban su forma perfecta y su fragancia delicada. Pero dentro de él siempre existía una inquietud: “¿Qué pasará cuando mi flor se marchite? ¿Seguiré siendo importante si ya no puedo mostrarme al mundo?”

El sakura, en cambio, esperaba paciente su momento. Durante el invierno, trabajaba en silencio, fortaleciendo sus ramas y dejando que sus brotes se formaran lentamente. Cuando finalmente llegaba su floración, el sakura lo daba todo, llenando el paisaje con su esplendor. Sabía que su belleza sería breve, pero para él eso era suficiente.

Un día, el narciso le dijo al sakura:
—Admiro tu calma, pero ¿no te da miedo desaparecer tan rápido? Tus flores caen antes de que puedas disfrutarlas.

El sakura, con una brisa suave, respondió:
—Mi propósito no está en durar, sino en transformar. Mis pétalos no desaparecen, se convierten en parte de la tierra, nutriendo lo que viene después. ¿Y tú? ¿Qué haces con tu reflejo cuando la primavera se acaba?

El narciso guardó silencio. Por primera vez, miró más allá de su reflejo y vio las raíces que lo sostenían. Entendió que su verdadero valor no estaba solo en ser admirado, sino en lo que podía aportar al ciclo de la vida.

Desde ese día, el narciso comenzó a ver más allá de sí mismo, aprendiendo del sakura que el verdadero propósito no se mide por cuánto tiempo brillamos, sino por lo que dejamos atrás.

La vida no exige que veas resultados inmediatos, solo que confíes en el camino. Lo que hoy parece pequeño o invisible está construyendo la base para algo importante. Las etapas de espera fortalecen tus raíces, las de florecimiento celebran tus logros, y las de desprendimiento abren paso a lo que sigue.

Confía en tu momento. Todo lo que haces, incluso lo que parece insignificante, deja una huella. Porque tu vida, como el narciso y el sakura, tiene un propósito único que transforma lo que te rodea. Florece a tu manera; el mundo necesita lo que solo tú puedes aportar.

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