LA FAMILIA GRANDE EN LOS TIEMPOS ACTUALES

POR: REDACCIÓN / Ed.223 MAYO-JUNIO 2023

El vínculo virtuoso entre las generaciones es garantía de futuro, y es garantía de una historia verdaderamente humana”. Papa Francisco, Catequesis (2015)


La Organización de Naciones Unidas (ONU) instauró que cada 16 de junio se conmemora el “Día Internacional de las Remesas Familiares” como un reconocimiento a la significativa contribución financiera de los trabajadores migrantes al bienestar de sus familias en sus lugares de origen y al desarrollo sostenible de sus países.

Aunque pensemos que una remesa es un “asunto de dos” (quien envía y quien recibe), su repercusión es de por sí muy amplia. El fin de todo o parte de una remesa (destinada a alimentación, salud, estudios, entretenimiento, etc.) va desencadenando una serie de eventos complementarios que influyen de manera positiva no solo al beneficiario directo sino a todo un ecosistema familiar y comunitario.

No cabe duda que las remesas han beneficiado directamente a padres, cónyuge, hijos; y en menor medida, pero no menos importante, a ayudar en los estudios de un sobrino, el emprendimiento de un hermano o la salud de una tía. Podríamos pasar horas recopilando ejemplos de apoyo a familiares.

Los sociólogos denominan a la familia grande como “patrón ampliado de las familias” e incluye a abuelos, tíos, primos, etc. de manera tal que por lo menos 3 generaciones la integran. Esto de hecho es una característica histórica y mayoritaria en América Latina que es bien visto y reconocido por terceros (sino veamos producciones como “Coco”, “Encanto”, etc.)

¿Y por qué en otras sociedades no es mayoritariamente así? El destacado periodista David Brooks acusa a la aguda tendencia a la nuclearización familiar del último siglo en Estados Unidos. El ideal de familia feliz con papá, mamá y dos hijos desplazó a la necesidad de tener y relacionarse a una familia más amplia y hoy la individualidad va desplazando a la misma familia nuclear.

El Japón actual no se escapa de ello debido a la industrialización, el desplazamiento del campo a la ciudad y otros factores. Sin embargo, aún mantiene sus lazos comunitarios basados más en un acuerdo social que en un parentesco sanguíneo.

Pero, ¿Cuál es el valor de la familia grande? Podríamos señalar muchas cosas importantes de cultivar y fortalecer la familia grande.

Estabilidad.

La vida es cambiante e impredecible, podemos experimentar la decepción, el desencanto y la tristeza. No obstante, la familia es ese núcleo sólido que permanece en el tiempo. Un grupo al que pertenecemos desde nuestro nacimiento y en el que ocupamos un lugar insustituible. Nuestros parientes nos han visto nacer, crecer y desarrollarnos. Han presenciado los momentos más importantes de nuestra vida, acompañándonos a lo largo de nuestros éxitos y fracasos. Son testigos de nuestra evolución personal y constituyen un refugio y una fuente segura de amor.

Perspectiva.

La familia extensa nos permite estar en contacto con las perspectivas de personas muy diferentes. Hablar con los mayores y su experiencia puede ayudar a mirar una situación desde otro punto de vista. Del mismo modo, las nuevas generaciones pueden ayudar a remover patrones de pensamiento obsoletos. Pueden acercar a sus parientes a las nuevas tecnologías y los nuevos ideales que mueven la sociedad. Se trata de un enriquecimiento recíproco que difícilmente lograríamos de no contar con nuestra familia.

Soporte.

El apoyo que proporciona la familia extensa en numerosas situaciones vitales es indiscutible. En momentos de crisis o enfermedad, la crianza de los hijos, un divorcio; son un sostén imprescindible tanto a nivel logístico como emocional. Nos cuidan física y emocionalmente. Asimismo, investigaciones recientes sobre la pandemia del Covid-19 ha mostrado un efecto protector de la corresidencia y la solidaridad. A pesar de que puedan surgir discrepancias, de no siempre estar de acuerdo, el amor mutuo termina prevaleciendo.

Valores.

La familia grande transmite de generación en generación los valores básicos que van moldeando el apellido: Solidaridad, empatía, trabajo, resiliencia, etc. se van transmitiendo de abuelos a nietos a través de historias de vida. Un ejemplo es conocer a través de ellos la migración japonesa al Perú, las historias de sacrificio, adaptación determinación y solidaridad; y que como comunidad realizaron obras emblemáticas que llenan de orgullo a las siguientes generaciones.

Juan Pablo II propone el concepto de “ecología humana” apelando a la necesidad de salvaguardar no solo el entorno natural o físico en que habitan las personas, sino también un entorno moral “que haga más digna la existencia del ser humano”. Y Francisco lo complementa afirmando que se debe trabajar constantemente y cada vez de nuevo, a través de múltiples actos que manifiesten el amor y la consideración entre sus miembros: a través del servicio, la amabilidad, el perdón y el cuidado.

Tal vez no los veamos con demasiada frecuencia, pero podemos estar seguros de que están ahí. Una llamada, una visita, una reunión familiar, bastarán para poder obtener ese afecto y apoyo genuinos.

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