POR: MARIO KIYOHARA / Ed.221 DIC.2022-ENE.-FEB.2023
Recientemente, las fuerzas militares de México, Chile, Colombia, Perú, entre otros; sufrieron la incursión de “hackers” que robaron información clasificada como “secreta” de sus servidores poniendo en juego no solamente la seguridad nacional sino también la reputación de las mismas instituciones.
Pero, ¿Qué es un “hacker”? ¿Es algo malo en sí?
Empecemos por el principio: Un “hacker” o “pirata informático” en español, es una persona con el conocimiento y las habilidades para que mediante una computadora debidamente preparada pueda romper las barreras de seguridad y penetrar en servidores de terceros con diversos fines, puesto que los hay quienes solo buscan la satisfacción de lograrlo, así como otros que buscan el daño y la extorsión en la persona y empresa víctima.
Este término, estas personas y estas actitudes nacieron y se desarrollan a la par de cómo los avances informáticos van copando el mundo y cada vez nos hacemos más dependientes de ello. Un hacker puede trabajar solo o con varios (comunidad). Por su proceder son catalogados como “buenos”, “sombrero blanco” o “éticos”, o al contrario tenemos los hackers “malos o “sombrero negro”. Recientemente, la universalización informática y la conectividad de alta velocidad logran que varias comunidades de diferentes países se junten alrededor de un objetivo común convirtiéndose en “hacktivistas” (hacker + activistas), siendo “Anonymous” la red más conocida, que busca la “libertad de información y de internet”.
Existen algunos mitos sobre los hackers como estos:
Todos los hackers son iguales. No. Dentro del universo hackers se autodenominan de dos tipos: Sombrero blanco (los éticos) y sombrero negro (los malos). Hablamos de los éticos quienes utilizan su conocimiento y habilidad para hacer el bien como ayudar a las empresas de seguridad a detectar fallas, mejorar sistemas aplicativos o buscar hackers “malos”.
Los hackers son delincuentes. Esto es relativo porque depende del cristal con que se mire. Por ejemplo: un hacktivista medioambiental accede al servidor de una empresa contaminante para bloquear su sistema, para la ley es un delito, pero para el hacker el medioambiente justifica su accionar.
Los hackers se ganan la vida robando. Es común que los sombreros negros obtengan ganancias robando cuentas de banco o extorsionando empresas. Pero hay que anotar también que los sombreros blancos se ganan la vida trabajando para empresas e instituciones.
Los hackers no tienen vida social. Esa imagen de un hacker con capucha, en un cuarto oscuro y un vaso de gaseosa son producto de las películas de Hollywood. Existen desde los que viven en el anonimato, ejecutivos y hasta quienes dan a conocer su identidad y participan activamente de la sociedad.
Los hackers son hombres. Si piensa que esto es cosa de hombres, comete un grave error. Muchos hackers son de sexo femenino. Incluso son más comprometidas en el hacktivismo que sus pares masculinos. Ejemplos: Adeanna Cooke (ex conejita playboy), Anna Chapman (espía rusa), Joanna Rutkowska (colaboró con Windows), Gigabyte (creadora de un destructor virus), etc.
Los hackers son muchachitos. Considerando que la informática vio la luz en los 70 ‘s, y que el hacker nace con ella, no cabe duda que haya aún algún abuelo que tenga al frente un reto. En resumen, los hay de todas las edades y estilos, pero, si observamos de cerca, las motivaciones son las mismas: «Lo hacen porque se les dice que no, por la emoción de hacer algo declarado no autorizado o incluso ilegal, y porque les da un sensación de dominio y control sobre un problema complejo»
Mención aparte tiene la figura de Natasha Grigori, una hacker de sombrero blanco que en los 90 fundó antichildporn.org, la red mundial de hackers especializada en identificar servidores que alojan pornografía infantil y desenmascarar a los pervertidos para que sean llevados ante la justicia. Fallecida a consecuencia de una enfermedad en 2005 dejó todo un sistema de detección y persecución que continúa vigente hasta hoy.