POR: MARIO KIYOHARA / ED.227 MARZO-ABRIL 2024
Último día del 2023, uno de esos raros momentos que el mundo se detiene y te deja esos espacios de relax, y en tu mente se va desarrollando “la memoria de gestión”: Lo bueno y lo malo del año que agoniza.
Es la mañana del último día del 2023 y gira por mi mente el compromiso con nuestra editora de cumplir con enviar los artículos para la revista, esta vez hablando de la migración Japón – Perú y viceversa.
Es la tarde del último día del 2023 y no me da ganas de nada, solo de tirarme en el sofá de la casa y ver con mi menor hijo lo que él quiera en la tele. Él pone “WHAT IF…” (en español: “Qué pasaría si…”) una serie animada de la plataforma Disney donde coloca a los héroes Avengers de Marvel en situaciones distróficas, dentro de un universo paralelo, consecuencia de haber hecho algo diferente a la línea de la historia original.
Esto me hizo recordar diferentes conversaciones con personas donde evalúan su presente (generalmente malo) como consecuencia de decisiones (o errores) anteriores; recordando especialmente uno: “Si mi abuelo (japonés) se hubiese bajado del barco en San Francisco y no el Perú, hoy sería ciudadana americana” (amiga, déjame decirte que, si eso hubiese sucedido, no habrías ni siquiera nacido…)
Así que, como un particular o bizarro homenaje a la migración, me atrevo a lanzar dos escenarios imposibles para imaginarnos qué podría haber sucedido (o qué no), y dejar abierta la participación de cada lector sobre qué más sucedería.
Todo esto nos lleva como conclusión que el mejor momento siempre será el vivido; que el destino es una construcción entre lo que hacemos y las circunstancias; y que el futuro lo vamos definiendo con cada paso realizado.
ESCENARIO IMPOSIBLE 1
El emperador Meiji, en una ola nacionalista y tras los triunfos de la guerra Sino – japonesa, prohíbe la salida de sus ciudadanos al exterior. El barco “Sakura- maru” debe retornar al puerto de Yokohama.
- Perú hubiere optado por otras alternativas de mano de obra para sus haciendas o, acelerando la conversión del régimen de semi esclavitud de los culíes chinos a una de trabajadores libres.
- En Japón, los jóvenes japoneses serían trasladados a colonizar la isla de Formosa (actual Taiwán) recientemente ganada a los chinos al final de la primera guerra sino – japonesa (1895).
- Se reduciría el dinamismo en la formación de emprendimientos y pequeños negocios como pulperías, peluquerías y bodegas en Lima (a precios más bajos y con mejor servicio).
- Como consecuencia de ese éxito obtenido, no hubiese existido el infame saqueo del 13 y 14 de mayo de 1940, fruto de la envidia y el miedo.
- La participación peruana en la II Guerra Mundial se hubiese limitado a romper relaciones y seguir proveyendo materias primas a EEUU en vez de las 1,800 familias rotas por la deportación.
- No existiría el ceviche en la preparación que actualmente conocemos (1950) y menos aún el tiradito (fuente: blog Facultad de Gastronomía USIL).
- No existiría el Centro Cultural Peruano Japonés (1967) como lo conocemos.
- El Perú no hubiese gozado del arte de Tilsa Tsuchiya o Venancio Shinki; de la música de Luis Abelardo Takahashi Nuñez o la Princesita de Yungay; de la poesía de José Watanabe; del aporte intelectual de los nikkei con Julio Kuroiwa a la cabeza o del empresarial como Maruy o Hiraoka.
- Hoy el Perú no festejaría a “Maido” como el mejor restaurante de América Latina.
ESCENARIO IMPOSIBLE 2
El gobierno japonés no enmienda la ley de migraciones de 1990 que concede visado especial para hijos y nietos de ciudadanos japonés en el exterior.
- Japón carecería del servicio de más de 350,000 trabajadores provenientes de Sudamérica.
- No ingresaría millones de dólares a la economía peruana en remesas provenientes de Japón cada año.
- Hubiese sido difícil para miles de familias tener ingresos dignos.
- Cientos de profesionales no lo hubiesen sido sin el soporte de sus padres o familiares en Japón.
- La presencia cultural peruana en Japón sería nula.
- Japón no se deleitaría con cada vez más y mejores restaurantes de comida peruana, así como de diferentes emprendimientos en la industria alimentaria.
- No se consolidaría una “segunda generación” de migrantes peruano-japoneses en Japón: con dominio de ambos idiomas y una visión cultural cosmopolita.