POR: MARIO KIYOHARA / Ed.226 DIC.2023 – ENE.FEB.2024
La empatía dirige nuestra relación y comunicación con otras culturas
Para todos nosotros, está claro que vivimos en un mundo diverso y cambiante. La globalización, las nuevas tecnologías y los movimientos migratorios de los que somos parte han facilitado que estemos conectados con personas y culturas de todo el mundo.
Pero esta conexión no siempre significa comprensión. Nos pasó desde el primer día que estuvimos en estas tierras cuando un curioso japonés se sorprendió que sepamos manejar un auto porque “pensaba que no había en tu país” o los gestos de horror al saber que se nos hace agua a la boca pensar en un cuy o conejo.
En el extremo del espectro de esta conexión están las actitudes racistas e intolerantes hacia las personas de nuestro entorno y naciones que son diferentes. Por eso, es muy importante pensar y trabajar en la diversidad cultural, de modo que aprendamos a respetar otras culturas y religiones, conocer a las personas y tradiciones de otros países, y convertirnos, en definitiva, en ciudadanos del mundo del siglo XXI.
A simple vista, esforzarse en la interculturalidad parece ser algo imposible, pero resulta una tarea muy divertida y formativa. De manera simple podemos aprender a comprender y tratar como iguales a personas de distintas procedencias y culturas, a la vez que aumentamos nuestros conocimientos acerca del ancho mundo.
¿Tienes un amigo?
Empezamos por ahí. ¿Sólo nos relacionamos con gente de nuestro país, idioma, o peor aún, sólo con quienes piensan igual que uno? Relacionarse con gente distinta es la mejor manera de entender las diferencias culturales como algo enriquecedor y comprender la igualdad como un derecho indiscutible para todos. Si a esa relación le sumamos un idioma diferente mejor aún.
La cultura del “entretenimiento”.
Descubrir manifestaciones culturales como la música, las películas, las historias y los cuentos de otras culturas nos ayudan a entender el origen, el pensamiento y la visión del mundo que carga cada persona, la misma que le fue enseñada desde pequeño mediante costumbres y tradiciones.
Igual efecto tiene la gastronomía, que constituye una parte muy importante de la cultura de un país. Aprovecha la cocina para entender por qué se utilizan unos ingredientes u otros en cada lugar, y sus tradiciones. Como peruanos nos enorgullecemos de nuestra variada cocina e ingredientes, pero que esto no sea motivo para menospreciar o rechazar los platos de otras culturas. Más bien, conocer y transmitir el origen de nuestros platos como la “causa rellena”; o el aporte de esclavos, de chinos y japoneses en la culinaria es una buena oportunidad de conversación y amistad.
¡Ay!, la religión…
Dice el dicho “en deporte, religión y política nadie gana”. Pero es necesario entender sin juzgar que existen distintas religiones y éstas constituyen una parte importante de la cultura de muchos pueblos. Lamentablemente es también un motivo de disensión que ha desencadenado largos conflictos en muchas partes del mundo. Entender la variedad, historia e ideas principales de las distintas religiones y credos le ayudará a entender los acontecimientos históricos y a comprender y respetar los distintos credos. A propósito: ¿Sabías que Jesús fue interpretado no sólo por el cristianismo, sino también por el judaísmo (como un rabino ortodoxo) y por el Corán (como un profeta de Alá).
Los estereotipos.
Por costumbre, caemos en la facilidad de catalogar a las personas por estereotipos que nos presentan los medios de comunicación. Hay que hacer el esfuerzo para no cuestionar ideas preconcebidas sobre las personas de distintas culturas, como los estereotipos acerca de las personas de otras razas, grupos étnicos o religiosos. Y esto es importante porque los estereotipos llevan a una siguiente instancia que es el vocabulario discriminatorio. Si bien algunas expresiones están profundamente ancladas en nuestra lengua como “judío tacaño”, “trabajar como negro”, o “fumar como chino” hay que evitarlas ya que solo contribuyen a perpetuar los estereotipos.
Viaja, viaja.
En estas páginas siempre proponemos viajar, sea para salir de la rutina, quitarse el estrés o los miedos. Pues bien, aquí hay otro motivo: Para conocer distintos lugares que ayudarán a abrir la mirada y no concebir las costumbres y tradiciones propias como “únicas” o “mayoritaria”. Ver mundo puede aportar una gran riqueza cultural, que contribuirá a que desarrolle de manera natural un respeto hacia los demás. Y si hay impedimento para viajar físicamente, de manera virtual podemos interesarnos en diferentes culturas y lugares.
Desarrollar la empatía cultural es posible. Es una expresión de madurez, de respeto, de flexibilidad que nos convierte en ciudadanos del mundo; y alimenta nuestra riqueza interior, la misma que mientras más compartimos, más crece.