EL “PLAN” PARA SER CAMPEÓN

Moriyasu Hajime, técnico de Japón en Catar, seguirá al frente del plantel para el Mundial del 2026.

POR: EDUARDO AZATO, FOTOS: JFA, E.AZATO / Ed.222 MARZO-ABRIL 2023

La revolución en el fútbol japonés empezó hace tres décadas, cuando se instauró el fútbol profesional en sus campos. Desde entonces, han concurrido a siete Mundiales y aspiran a disputar la final en la edición del 2050.

Para muchos, las actuaciones de las selecciones de Marruecos y Japón (en ese orden), fueron de las que mejor sensación dejaron en el Mundial de Catar que, a final de cuentas, resultó ser un torneo de grandes y gratas sorpresas, contra todas las expectativas.

El plantel marroquí, por haber sido el primer equipo africano en llegar hasta las semifinales, consiguiendo un más que meritorio cuarto lugar.

Y los Samurai Blue porque en una semana de vértigo, tumbaron a dos campeones mundiales luego de ir atrás en el marcador (Alemania y España), sobreviviendo al llamado “Grupo de la Muerte” y clasificando a octavos como líder de la serie, para después llevar al último vicecampeón, Croacia, hasta la definición por penales, que finalmente perderían.

Los Samurai Blue: 20 de los 26 juegan en el exterior.

Fue la séptima participación consecutiva de los japoneses en el torneo más importante del fútbol internacional. Las frías estadísticas dirán que repitieron lo que ya habían logrado en anteriores citas desde que “debutaron” en la Copa del Mundo de Francia 98: llegar a octavos de final, algo que habían conseguido también en Corea -Japón 2002, Alemania 2010 y Rusia 2018.

Pero tras este dato hay mucho más, pese a que corrobora que los cuartos de final aún son un objetivo a cumplir. Es la consecución de todo un proyecto, una “hoja de ruta” marcada en plazos y objetivos que pueden ser susceptibles de variaciones, pero que tienen una sola finalidad: disputar la final del Mundial 2050 y ganarla.

PAÍS DEL GOL NACIENTE

Japón entró a la FIFA en el año 1950, en momentos en que su fútbol era incipiente. En los 60 hubo un intento de popularizar el deporte a través de las participaciones de su selección mayor. Contrataron a un entrenador alemán, Dettmar Cramer (considerado el padre del fútbol japonés), con cuya ayuda Japón entró a octavos de final en las Olimpiadas de Tokio 1964 y fue la sorpresa, cuatro años después, de los Juegos Olímpicos de México 1968, ganando la medalla de bronce.

Pese al poco desarrollo que tenía entonces el fútbol en la población, Japón puede presumir de tener campeonatos centenarios como su anual torneo escolar de secundaria (llamado Koko Sakko, que cumplió su versión número 101 este año) o la tradicional Copa del Emperador (Tennohai), que es el campeonato más antiguo del Japón, jugado desde 1921, y que a la fecha reúne en una sola competencia a los mejores 88 equipos del país, entre profesionales, amateurs, ligas regionales, universitarias y escolares.

Japón abrió las puertas del profesionalismo al fútbol en 1992 luego de fundarse la J-League, cuyo primer torneo cumple este año tres décadas, luego de las cuales se tienen tres divisiones profesionales.

Hasta ese momento, el balompié nipón era semi-profesional o amateur (según los casos) y, pese a los intentos de la Japan Football League (JFL) -la máxima división que se jugaba con pocos equipos en campos donde la grama solía brillar por su ausencia, creada tras los éxitos de México 68-, el fútbol no pasaba de un entretenimiento para unos pocos, relegado a los currículos de las escuelas.

Comprendieron que sin fútbol profesional con torneos atractivos, el gran sueño de ir a un Mundial siempre iba a ser lejano. No se equivocaron y los resultados vinieron bastante rápido con títulos a nivel de Asia, tanto en clubes como selecciones. En 1998 ya clasificaban a su primera Copa del Mundo en Francia (la primera de siete participaciones consecutivas), mientras que un año después Japón sorprendería al mundo consiguiendo el subcampeonato del Mundial Juvenil.

La declaración de federación japonesa: ser campeones mundiales en el 2050

LA META: CAMPEONES MUNDIALES

En el año 2005, la Asociación Japonesa de Fútbol (JFA, sus siglas en inglés), el ente rector del fútbol en el país, dio a conocer un proyecto integral para desarrollar el deporte en todas sus facetas (competencias nacionales e internacionales, popularización en el país, negocios, trabajo de las selecciones, desarrollo de las divisiones menores, etc.).

En la confección de esta “hoja de ruta” no solo tienen que ver los ejecutivos de la federación japonesa, sino que también cuentan para desarrollar o fortalecer las líneas de acción con su asesoría, con la colaboración de entidades universitarias, gobiernos prefecturales y hasta clubes europeos como el Bayern Munich (negocios) o el West Ham (desarrollo técnico).

El proyecto es uno solo, pero está sujeto a cambios determinados por los plazos, adaptación a las circunstancias vigentes a nivel nacional e internacional y cumplimiento de objetivos, todos ellos bastante ambiciosos y que apuntan a una sola meta: ser campeones del mundo en el año 2050.

Pero antes, para el año 2030, por ejemplo, la JFA se ha propuesto trabajar en procura de dos objetivos principales.

En el campo de “Popularización”, quieren que la gran familia del fútbol en Japón, (jugadores, entrenadores, personal administrativo y también aficionados), llegue a ocho millones de personas.

Según datos dados a conocer el año pasado por la propia institución, en la actualidad un número superior al millón 200 mil personas tiene que ver “oficialmente” con el fútbol en Japón. Aquí solo se cuentan los jugadores de todas las categorías cuyo nombre está registrado en la JFA, los de futsal, así como el personal técnico, árbitros y líderes de divisiones inferiores. La tarea en este sector es que más gente juegue al fútbol (desde niños a veteranos) y se registre en torneos oficiales, así como otorgar más licencias a técnicos e instructores, así como a árbitros en todo nivel.

La Asociación Japonesa de Fútbol espera que la familia del fútbol japonés crezca hasta los 10 millones, entre jugadores, instructores, árbitros e hinchas.



En segundo lugar, en el rubro “Reforzamiento”, dirigido al papel que debe cumplir su seleccionado mayor, el plan al 2030 contempla no solo seguir clasificando a la Copa del Mundo, sino también clasificar en la fase de grupos y llegar a disputar las semifinales.

En la medida que estos objetivos sean cumplidos, el objetivo para el año 2050 apunta a algo mucho más ambicioso: hacer crecer a los seguidores del fútbol (practicantes e hinchada) a un número de 10 millones de personas, organizar la Copa del Mundo en Japón y ganarla. Nada menos.



EL ESTILO “SAMURAI”
En la última década la selección japonesa ha delineado un estilo de juego que ya empieza a ser reconocible, mezcla de técnica, rapidez y un gran nivel físico. Y en ello tiene mucho que ver el trabajo realizado por sus dos últimos entrenadores: Nishino Akira y Moriyasu Hajime.
 El primero tuvo al segundo como asistente en la campaña de Rusia, mientras que Moriyasu -que en su época de seleccionado fue un rendidor mediocampista- tuvo las riendas del equipo en el mundial árabe y seguirá al frente para la siguiente Copa del Mundo, en América del Norte. En la pizarra de los “Samurai Blue”, los sistemas de juego prevalecen sobre la presencia de individualidades. 
Cada vez es mayor la cantidad de futbolistas japoneses que son “material de exportación” y llegan, mayoritariamente, a las ligas extranjeras. De los 26 convocados para Catar 2022, 20 juegan en el exterior.
En la actualidad, hay más de ochenta futbolistas japoneses diseminados por varias ligas de Europa, tanto de primera como segunda división profesional. Desde las prestigiosas Premier League y Bundesliga, hasta los campeonatos turco, belga y portugués.
El jugador japonés no es más el “anzuelo” para atraer patrocinadores al club que lo contrata.
Por citar, una veintena de ellos juega en el fútbol alemán, en tanto que el Celtic, último campeón de la liga escocesa, tiene hasta a cuatro japoneses en su nómina.
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