Árboles de fruta como los que ven en la foto son algo común de observar en los jardines de las casas japonesas a lo largo de todo el país. Plantas repletas de fruta sin cosechar que pueden dar la equivocada impresión, de estar abandonadas o descuidadas.
En Japón se piensa no sin razón, que la fruta siempre estará más fresca y tendrá un periodo de vida más largo si se deja en la planta que si se cosecha y se almacena dentro de casa, de allí que los dueños de la planta van tomando de la misma solamente aquello que necesitan o pueden comer.
Una segunda razón para que se dé esta situación, se encuentra más alineada con la armonía que siempre debería de existir entre el hombre y la naturaleza: los dueños de las plantas dejan la fruta en los árboles para que las aves de la zona también tengan con qué alimentarse, una generosidad que en ocasiones se convierte en estrategia, ya que dejando la fruta a la vista, se distrae la atención de las aves hacia otros cultivos.
Finalmente solo queda indicar que esta es una fruta prohibida, porque según las leyes locales arrancarla del árbol o cogerla del suelo sin permiso es considerado un delito, un robo para ser más exactos. Pero no se desanime porque si la pide, lo más seguro es que le regalen más de una.