Cierta vez, un futbolista del Manchester United sentenció: “Nunca de aceptes una invitación a a comer a casa de Cristiano Ronaldo”
La razón de tan terrible declaración fue lo que le sucedió en alguna oportunidad: Llegó efectivamente a la hora de la comida en la casa de Cristiano y llegado el momento, se sentaron a la mesa a comer una frugal ración de pechuga de pollo y vegetales, todo ello hervido. Y para beber, solamente agua. Y allí no quedan los males: El invitado ni siquiera pudo terminar su escasa porción y ya Cristiano estaba pidiéndole ir al gimnasio para hacer unos ejercicios. Es decir, nunca deja de estar enfocado en su estado físico, y no se permite ni un centímetro de margen.
El perfeccionismo
Soy de los que cree que mantenemos al perfeccionismo en un lugar inadecuado. Lo vemos como una ventaja o beneficio y somos tolerantes con ella.
Proceso de selección de personal
Por ejemplo, cuando la persona que nos está entrevistando en un proceso de selección de personal nos fuerza a que le digamos cuales son nuestras debilidades o áreas de mejora, como no queremos que una excesiva sinceridad nos saque del proceso, solemos decir: “Mi mayor debilidad es que soy perfeccionista en ocasiones”. ¿Te das cuenta? es casi como una fortaleza a las que disfrazamos de debilidad.
En otras oportunidades, solemos calificar a las personas con actitudes obsesivas (Por ejemplo, revisar una y otra vez la presentación que que va a hacerse en la reunión para hacerle cambios minúsculos) como “perfeccionistas’’. Pero en realidad, el perfeccionismo es un infierno para quien lo padece.
Si estás familiarizado con la novela de Stevenson, “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”, recordarás que Hyde era el “otro yo” del bondadoso Dr. Jekyll, que lo mantenía atormentado con su odioso comportamiento. Pues bien, para el perfeccionismo es un horrible monstruo que está siempre susurrando al oído de su víctima críticas sobre todo lo que este hace. Mientras tanto, la víctima alberga la ilusión de que si logra hacer las cosas mejor, el odioso monstruo desaparecerá. Pero ni la voz ni el horrible monstruo parece estar satisfechos nunca y siguen atormentando a su víctima.
Según un artículo de Daniel Burgess, un perfeccionista es una persona que se niega a aceptar cualquier estándar que no sea perfecto. En psicología, el perfeccionismo es un rasgo de personalidad caracterizado por “el esfuerzo de una persona por la perfección y el establecimiento de estándares de desempeño excesivamente altos, acompañado de autoevaluaciones demasiado críticas y preocupaciones con respecto a las evaluaciones de los demás”. Para un perfeccionista, cualquier cosa que sea menos que perfecta es inaceptable.
Los costos y consecuencias del perfeccionismo
Pero esto no es solo un tema que nos hace sentir mal. Ocurre que el perfeccionismo puede ocasionarnos una serie de otros trastornos graves: desórdenes en la alimentación, fibromialgia, depresión, entre otros no menos severos. Aun cuando no lleguemos a trastornos que nos obliguen a requerir tratamiento clínico, el perfeccionismo nos puede ocasionar severos inconvenientes en la vida cotidiana: Reducir nuestra productividad, impactar negativamente en la manera como nos relacionamos con las personas que nos rodean y eventualmente ocasionarnos cuadros de malestar físico asociados con el stress.
¿Qué conductas son habituales en las personas afectadas por el perfeccionismo?
* Dejar todo para luego, esperando que llegue el “momento perfecto” para emprender esa tarea, el mismo que obviamente, no llega. Procrastinación extrema. Si nunca empiezas, no vas a fallar nunca, así que es también un incentivo perverso.
* Desaprovechar tiempo y energía para introducir ajustes mínimos que realmente no aumentan valor al producto final.
* Estar todo el tiempo estresado: El perfeccionismo hace que asumamos más tareas y responsabilidades de las que razonablemente podemos manejar. Al no poder con todo, el estrés nos invade.
¿Eres perfeccionista?
Para ayudarte a evaluar tu propio nivel de perfeccionismo, aquí hay 5 signos de un perfeccionista:
1. No hay lugar para errores. Siempre que ves un error, eres el primero en notarlo y corregirlo.
2. Las cosas solo se hacen de una manera. Si algo no está en su lugar o no sigue una determinada secuencia, es un problema.
3. O lo haces todo bien o mejor no haces nada. La frase “un poco es mejor que nada” no existe en tu vocabulario.
4. Sólo te importan los resultados. Sin darte cuenta, dejas de lado el camino y las enseñanzas del proceso.
5. Eres duro contigo mismo. Cuando algo no marcha como debería, sea por culpa tuya o no, lo primero que se te ocurre hacer es azotarte.
6. El éxito nunca es suficiente. No importa lo que hayas conseguido o los éxitos que hayas logrado. Siempre estás buscando ir más allá de donde te encuentras.
Hay muchos otros signos de que puedes estar siendo víctima del perfeccionismo. Si quieres conocerlos, solo escríbeme a The Skills Dude y con gusto hablaré contigo al respecto. Entre tanto, no olvides seguirnos en redes sociales. Estamos como @theskillsdude en Linkedin, Instagram y Facebook y compartimos mucho contenido de valor para ayudarte a alcanzar tus sueños. También puedes ver nuestros canales de video en Youtube y Tiktok. También te recomiendo seguir mis artículos como colaborador en la Revista Digital Kyodai Magazine.
Francisco Grillo Arciniega
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