Ningún modelo económico funciona con instituciones débiles. Las instituciones deben ser fortalecidas.
Escribo esta columna a 24 horas de la elección y con sondeos en la última semana que de acuerdo con la Ley electoral no se publicaron y que daban empate técnico entre los dos candidatos a la presidencia. Probablemente ya sepamos el ganador o probablemente aún no. Lo que sí sabemos es que estas han sido las elecciones más polarizadas de nuestra historia.
A partir de ahora, el ganador o ganadora deberá dedicarse a construir consensos para gobernar y para enfrentar los principales desafíos de la economía peruana. Mi objetivo en esta columna es comentar cuáles son esos principales desafíos que enfrentamos los peruanos al inicio de nuestro tercer siglo de vida republicana.
En las últimas dos décadas (2000-2019) la economía peruana logró un crecimiento sostenido que en promedio fue de 4.8% anual. En el mismo periodo los países de América Latina y el Caribe crecieron 2.5% y el mundo creció 3.8%. Solo Panamá y República Dominicana crecieron más que nuestro país en la región.
En el mismo período el número de peruanos en situación de pobreza monetaria se redujo desde 50 por cada 100 hasta 20 por cada 100.
Estos dos indicadores son a mi juicio suficientes para demostrar las bondades del modelo económico aplicado en nuestro país, en las últimas dos décadas, desde el punto de vista de la eficiencia, es decir del crecimiento, del “tamaño de la torta”.
Lamentablemente no podemos afirmar lo mismo respecto a los logros del modelo económico con respecto a la equidad, a la distribución. El modelo falla en la distribución, en la equidad. La política fundamental de los Estados para lograr una mejor redistribución es la política fiscal. Esta ha sido exitosa, en línea con lo anterior, en lograr el equilibrio fiscal y consolidar una deuda pública sostenible. No podemos decir lo mismo, en cambio, respecto a la capacidad de la política fiscal para una mejor equidad. Los países desarrollados logran reducir la desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, en varios puntos. En cambio, los países de América Latina, y particularmente el Perú, no logran lo mismo: el Gini se mantiene o apenas disminuye. ¿Cómo se puede lograr una mejor distribución?
a) Con mayor recaudación. Este es el talón de Aquiles de la economía peruana. Para tener capacidad de redistribuir hay que recaudar más. La presión tributaria se encuentra 7 puntos por debajo del promedio de presión tributaria de América Latina.
b) Con tributación más progresiva. No solo el nivel de la recaudación importa, también su composición. Los rubros de peor rendimiento son el impuesto a la renta personal, los impuestos a la propiedad y las contribuciones sociales, todos impuestos directos. Para tener una tributación más progresiva necesitamos mejorar sustancialmente la recaudación en estos rubros.
c) Con gastos que beneficien a los más vulnerables: si miramos lo que en el presupuesto se asigna para gastos de salud, de educación, de protección social, estos son significativamente más bajos que los promedios de América Latina. Este es uno de los grandes desafíos del bicentenario. El gasto público en estos rubros debe crecer en el próximo quinquenio y al mismo tiempo asegurar la calidad de los servicios que se brindan.
d) Con mayor gasto en infraestructura. En el último quinquenio la inversión pública ha disminuido un punto del PBI con relación al quinquenio 2011-2016. El cierre de brechas de infraestructura debe priorizar a los más vulnerables. Necesitamos invertir en acceso a agua y saneamiento, caminos rurales, conectividad de los lugares más alejados.
e) Con mercados más competitivos. La economía peruana es oligopólica en varios mercados importantes. Necesitamos generar una mayor competencia en beneficio de los consumidores.
f) Con mayor inclusión financiera. Solo 4 de cada 10 peruanos tiene una cuenta bancaria, solo 3 de cada 10 peruanos tiene acceso al crédito. Un alto porcentaje de población vulnerable no tiene acceso al sistema financiero. El Banco de la Nación puede y debe jugar un importante rol para mejorar la inclusión financiera. Urge implementar una cuenta digital básica (Cuenta DNI) para todos los mayores de 18 años.
g) Con empleo de mayor calidad. según datos del INEI, en Lima solo 5 de cada 100 tiene acceso a un seguro privado y solo 38 de cada 100 tiene seguro con ESSALUD (que aún antes de la pandemia estaba colapsado). El resto o no tiene seguro o tiene acceso al SIS. Con la pandemia esto se ha agravado: a la fecha 15% no ha recuperado el empleo y los que lo han recuperado lo obtienen en forma precaria: mientras los asegurados del SIS en los últimos 12 meses han crecido 1% los asegurados de ESSALUD se han contraído en 24%.
h) Con instituciones sólidas y eficientes. Ningún modelo económico funciona con instituciones débiles. Las instituciones deben ser fortalecidas. No se trata de crear más ministerios, se trata de fortalecer las instituciones existentes creando líneas de carrera meritocráticas para el personal permanente con un solo régimen laboral, el que mejor ha funcionado que es el de la actividad privada (728). Necesitamos trabajadores públicos con todos los derechos laborales, no trabajadores de segunda clase.
Nota del diario Gestión con fecha 7 de Junio. Adaptada para ser publicada en la Revista Kyodai Magazine
Luis Alberto Arias M.
Economista PUCP. MSc LSE. Profesor PUCP, ULIMA. Presidente Banco de la Nación, Ex Vice Presidente del BCRP, Ex Jefe de SUNAT, Fundador y Jefe SAT y Ex Viceministro de Hacienda